Gerardo Méndez elabora este albariño con el fruto de sus cepas más viejas, con más de 200 años de historia a sus espaldas. Así, junto con una elaboración sobre lías finas, consigue un blanco que es la verdadera expresión de su tierra natal: un vino fresco, vivo y al que aún le espera una larga vida por delante.
Notas de Cata
Vista: Amarillo dorado, pálido y brillante.
Nariz: Frutales, tonos florales, cítricos y minerales.
Boca: Excelente, con fuerza y extraordinaria finura, grande y en crecimiento.